Es el país del sol de medianoche,
de las auroras boreales y de los géiseres, el de Arnaldur Indrioason, Björk o Eiour
Guojohnsen. Pero también, el país donde en 2008 los tres principales bancos del país quebraban; donde, por primera
vez, un primer ministro se sentaba en el banquillo, acusado de negligencia
grave por su gestión de la crisis económica y donde los ciudadanos rechazaban
por dos veces pagar por los errores de esos mismos bancos y políticos. Y ayer
celebró elecciones presidenciales.
El ganador ha sido Ólafur Ragnar Grimsson, elegido para un quinto mandato.
Presidente desde 1996, Grimsson
se ha impuesto frente a la favorita en todas las encuestas, la presentadora de
televisión y periodista Thóra Arnórsdóttir; era mi apuesta personal. Elegir a
Arnórsdóttir hubiera situado a dos mujeres en los escalafones mas altos del
poder ejecutivo, junto a la primera ministra Jóhanna Sigudardóttir. Una manera
de completar la cuadricula del poder femenino en Islandia.
Una mujer, la islandesa, que
se ha adueñado de los ámbitos del poder que mas importancia tienen después del colapso
económico sufrido por el país, el Gobierno, la banca y las empresas. Hasta el 2008
y como han reconocido muchos analistas y políticos de la isla la forma de ser y
de hacer en el sector financiero… era una cultura de jóvenes varones, donde se
exaltaban las nociones mas estereotipadas de la masculinidad.
Esos mismos varones que se
echaron la culpa los unos a los otros de la bancarrota del país. Esos mismos
varones que, en una especie de revolución, fueron sustituidos en sus cargos por
mujeres. La igualdad de la que se disfrutaba en el hogar y en el trabajo, que
situaba al país como uno de los primeros de la clase en todos los índices al
respecto, llegaba por fin al ámbito de la política y de la economía.
Pero ha ganado la veteranía
de un político como Grimsson, que ha sabido darle la vuelta a la campaña
electoral. El presidente electo ha recogido el voto de todos aquellos que
recuerdan su veto a las leyes del parlamento para indemnizar a ahorradores
extranjeros por la quiebra de los bancos nacionales; le consideran una especie
de “justiciero” pero han olvidado que es el mismo presidente que durante años
apostó por la expansión e internacionalización de los bancos islandeses. También,
y rebasando sus competencias de carácter puramente representativo durante la
campaña, se ha manifestado en contra del ingreso del país en la UE y ha basado
su campaña en el NO a Europa. En un país tan sensible a todo lo que venga de
fuera,Grimsson ha sabido tocar la fibra sensible del electorado.
La victoria de Thóra
Arnórsdóttir habría sido la victoria de la renovación total de la política
islandesa y de entender lo que de unificador tiene el papel de la presidencia
en este país. Pero el Alopex Lagopus de la política islandesa, no estaba
dispuesto a ponérselo fácil.
No hay comentarios:
Publicar un comentario