La Shahumian Hraparak es la principal plaza de Stepanakert y seguramente
donde los escasos autobuses de turistas que llegan a la ciudad hacen su primera
parada. Un numero de extranjeros que no ha parado de crecer desde que hace
escasamente dos años el gobierno armenio se decidiese a entreabrir las puertas
del territorio al turismo foráneo.
El dinero generado por el turismo asegura a las arcas del gobierno dirigido
desde el 2007 por Araik Haroutyunyan unos ingresos extras en una época de
crisis económica global mas acuciada en el caso del país caucásico. Turistas
(20.000 en el 2011) especialmente americanos y europeos que llegan a un país,
independiente de facto, que teóricamente sigue perteneciendo a una Azerbaiyán
musulmana pero que la cristiana Armenia controla desde 1994.
Una republica de 140.000 habitantes que acaba de celebrar unas elecciones
presidenciales donde Bako S. Sahakyan ha sido reelegido para un segundo mandato
de cinco años. Seguirá ocupando el Palacio de la Presidencia, en una zona de la ciudad
repleta de afrancesados edificios gubernamentales que coinciden con una
arquitectura colonial y que si no fuera por el continuo trajín de militares por
los alrededores nos haría pensar en cualquier capital de provincia armenia. El resto de la ciudad, con sus anchas avenidas, edificios grises y carteles
en cirílico y armenio nos recuerdan la época en la que Nagorno Karabaj como
parte de Azerbaiyán permaneció bajo dominio soviético cerca de 60 años.
Han pasado 20 años de la desaparición de la URSS, pero los habitantes de
esta Republica siguen siendo muy rusófilos, porque ven en Moscú el mejor aliado
frente al peligro islamista que para ellos encarna Azerbaiyán. Al igual que para sus hermanos los armenios, la fe cristiana es una seña de
identidad del país y los monasterios e iglesias salpican el territorio formando
parte de su paisaje.
Una iglesia que no tardo ni 24 horas en felicitar la reelección de Sahakyan
loando las cualidades de este como gobernante en un comunicado digno a los que
nos tiene acostumbrado Corea del Norte. Sanakyan reelegido con el 67% de los votos, además del apoyo por parte de
la iglesia, ha contado con el favor del primer ministro y de sus partidos
aliados y de Serzh Sargsyan presidente armenio y uno de los fundadores de
Nagorno Karabaj o Republica de Artsakh. Hay que tener en cuenta también que la falta de una cultura política y un
enfoque diferente de los procesos electorales han podido orientar el voto hacia
la candidatura encabezada por el presidente saliente-entrante.
Sanakyan se ha enfrentado a dos candidatos, Vitali Balasanyan, diputado y
ex viceministro de Defensa y Arkadi Soghomonyan rector de la Universidad
Nacional Agraria de Armenia. Valery Khachatryan cuarto candidato y ultimo en
las encuestas retiro su candidatura días antes de celebrarse las elecciones.
Vitali Balasanyan era desde el principio el único de los opositores que
tenia alguna posibilidad de hacerle sombra a Sanakyan, como han demostrados los
resultados, con casi un 33% de los votos. El líder opositor ha presentado un programa electoral basado en una amplia
reforma del sistema fiscal, la acuciante necesidad de reducir las trabas
burocráticas que impiden una mayor inversión a las empresas extranjeras y sobre
todo un plan para aliviar al país del estrangulamiento económico en el que se
ve inmerso por el conflicto que mantienen Armenia y Azerbaiyán y la propia
Nagorno Karabaj con los azeríes que rodeas los 4400 km de su geografía.
Sanakyan ha sabido utilizar a su favor todos los resortes del Estado
durante la campaña electoral. Además entre el electorado ha pesado mucho mas el
factor nacionalista frente a las arengas provenientes de Alíyev e incluso del
régimen iraní, que el económico, a pesar de que la economía del país se
sostiene desde hace años con el dinero proveniente de la diáspora y las
aportaciones del ejecutivo de Ereván.
Bako S. Sanakyan, abogado, pero sobre todo un hombre
curtido en el campo de la Seguridad y la Defensa, tiene por delante cinco años
muy duros. Las sanciones económicas del régimen de Aliyev, los mas de 100.00
refugiados de etnia armenia que viven fuera del país, el respeto a los Derecho
Humanos entre las minorías, especialmente la azerí y las hostilidades
fronterizas que se producen a diario, entre otros muchos mas.
Y mientras tanto las negociaciones entre Ereván y Bakú
para dotar de un estatuto definitivo a la republica siguen estancadas, con
Occidente cada vez mas del lado Azerbaiyano.
Las reservas del gas que los europeos ven como
alternativa al ruso y un fondo soberano de 30.000 millones de dólares son
suficientes razones para no llevar la contraria al régimen antidemocrático de Ilham Alíyev. Y los
deseos y expectativas de los 140.000 habitantes de Nagorno Karabaj por
construir un país nada tienen que hacer frente al proyecto del gasoducto TANAP.
Los focos y las luces de Eurovision han puesto a Azerbaiyán en el mapa
mental de millones de europeos, pero han silenciado por mucho tiempo el
conflicto de la Republica de Artsakh.
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