El Congo Brazzaville celebra
estos días elecciones legislativas. Dos millones de votantes están llamados a
las urnas para elegir 140 diputados de la Cámara Baja del país. Es la primera
ronda, donde aquellos diputados que no salgan elegidos por mayoría absoluta
tendrán que acudir a una segunda vuelta el 5 de agosto.
La excolonia francesa, con
10 millones de hectáreas en manos de empresarios surafricanos (una tercera
parte del territorio) está desde 1979 y, de una manera mas o menos
ininterrumpida, en manos de Denis Sassou Nguesso (23 de Noviembre de 1943) que
tiene el honor de pertenecer a esa lista de sátrapas africanos, coleccionistas
de mansiones y vehículos de lujo en Francia, mientras su pueblo se muere de
hambre.
El país está a la cola en índices
sociales y educativos, mientras Sassou Nguesso y su familia se reparten los
beneficios que aporta ser el quinto productor africano de petróleo.Y parece ser que no es lo
único que se reparten, porque a pesar de los sesenta observadores de la Unión
Africana (UA) y de la Comunidad Económica de los Estados de África Central
(CEEAC) estas elecciones tienen viso de ser un auténtico fraude, como lo fueron
las anteriores del 2007. Aquel año, el Partido del Trabajo del presidente y sus
partidos afines consiguieron casi la totalidad de los escaños, después de que la
oposición, principalmente la UPADS y la UDR sufrieran un enorme varapalo con
tan solo 12 escaños y de que otras fuerzas menores boicotearan las elecciones.
Cinco años después, parece
que la historia vuelve a repetirse. La oposición y varias ONG se han quejado de
la falta de acceso a los medios de comunicación estatales durante la campaña y
del uso abusivo que a su favor ha hecho el gobierno. Un 90% de los mensajes
electorales difundidos han sido de miembros del partido oficialista.
Con dinero proveniente de
las arcas del Estado, se ha financiado al Partido de los Trabajadores y se ha
comprado el voto de los jóvenes, un sector de la población muy castigado por el
desempleo. Sassou Nguesso tenía que asegurarse una nueva mayoría y para ello no
ha reparado ni en gastos ni en trampas. Un límite constitucional pone fin a su
mandato en el 2016, pero con una mayoría de tres cuartos en la Cámara baja, se
abriría camino la posibilidad de una enmienda constitucional y la reelección.
En mi opinión, los comicios
solo servirán para que las cuentas de Sassou Nguesso sigan engordando y para un
relevo político dentro del partido oficialista Partido Congoleño del Trabajo
(PCT), cuyos líderes se repartirán las migajas que les deje la “famille”.
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