El 40 % de América Latina está gobernada por mujeres. Porcentaje que
subiría al 60 % si Josefina Vázquez Mota gana las próximas elecciones
presidenciales que México celebrará el próximo 1 de Julio. Aunque todas las
encuestas predicen que es difícil que esto ocurra, entre otras cosas por una
campaña electoral muy errática y muy criticada desde diversos sectores del
feminismo mexicano. Aunque las opciones de gobernar de Josefina Vázquez se
creen nulas, su nominación en febrero volvió a centrar el foco en las mujeres
que ya gobiernan en un continente con un gran crecimiento económico, pero donde
no ha desaparecido un mal endémico como es el de la corrupción.
En los noventa, fueron Violeta Chamorro en Nicaragua y Mireya Moscoso en
Panamá; luego vino la chilena Bachelet y ahora es el turno de Argentina, Brasil
y Costa Rica. Las trayectorias por las que cada una llegó al poder no son
comparables: desde la inexperiencia política de Chamorro a la de Rousseff en
Brasil, quien formó parte de uno de los más importantes grupos guerrilleros que
lucharon contra la dictadura militar brasileña.
En un momento de gran crecimiento económico en los países latinoamericanos,
la democracia es objeto de escrutinio en el continente, por problemas tan
graves, entre otros, como el de la corrupción. Así que se confirma una
tendencia a considerar a las mujeres una mejor opción para revalorizarla. Está
claro que no es una cuestión de que ellas sean mejores o peores que los
hombres. Pero durante muchos años las mujeres no han tenido posibilidades de
estar en el poder y hoy, es una realidad que Gobiernos como el de Michelle
Bachelet, Cristina Fernández o Dilma Rousseff lo hicieron o lo están haciendo
con relativo éxito. Todas ellas son vistas como buenas administradoras. Y a
ello han ayudado mucho programas sociales como Bolsa Familia en Brasil o Plan
Familia en Argentina, en los que las beneficiarias de las ayudas son las
mujeres; esto tuvo mucho que ver en la reelección de Fernández como presidenta
en octubre pasado en el caso argentino. Aunque ahora, la presidenta argentina
esté empezando a ser cuestionada por su política económica, con los camioneros
y los agricultores tomando la calle y las caceroladas hayan vuelto a sonar.
Para algunos expertos, la cuestión tiene que ver con el hecho de que se ve
a la mujer "como la madre que vela por todo el mundo y que no va a meter
la mano en la caja" y aseguran que estos programas no garantizan una
mejora de la condición de la mujer, porque el hecho de que se centren en ellas
es una razón instrumental. Para éstos, el mayor poder de la mujer en estos
ámbitos se basa en una idea tradicional y mas bien conservadora.
Mas difícil sería poder confirmar la idea de que las mujeres son más
eficaces en la lucha contra la corrupción. La pregunta es: ¿Son menos corruptas
o sencillamente no lo han sido por no haber tenido el poder?, comentan desde la Secretaría del Observatorio deGénero de Chile
Desde la coordinadora del programa de género del BID recuerdan que, a pesar de que la idea esté
muy difundida, “no hay evidencia de que sea así“ y destacan el caso Dilma
Rousseff, la presidenta de Brasil, a la que no le ha temblado el pulso a la
hora de cesar a ningún miembro de su gabinete que tuviera alguna sombra de
corrupción. Y no han sido pocos; de momento, siete.
Una cosa ha quedado clara en el caso brasileño. Si a Lula le preocupaba el
poder contar incondicionalmente con los partidos aliados que formaban el
gobierno para asegurarse una presidencia tranquila, su sucesora es mucho más
sensible a una buena gestión de la Administración Pública. "Mi
compromiso es honrar a las mujeres y proteger a los mas débiles". Me quedo
con esta frase de la ex guerrillera y actual presidenta de Brasil.
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