El mundo desde mi mac

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lunes, 25 de junio de 2012

Francia, una Asamblea Nacional menos blanca


El 17 de Junio los franceses acudían a las urnas en la segunda ronda de las elecciones legislativas. Y se daban dos hechos contradictorios que reflejan la realidad de la Francia del siglo XXI.

Por un lado, la ultraderecha encabezada por Marie Le Pen; aunque ella ha fracasado en su intento, regresa a la Asamblea Nacional con dos diputados: una será Marion Mérechal Le Pen, nieta de Jean-Marie Le Pen y el otro el abogado Gilbert Collard. Un tercer diputado ultra se sentará en el legislativo francés, Jacques Bompart; aunque no en las filas de esa etiqueta política que se inventaron los ultras llamada Agrupación Bleu Marine. Estos es caños son el resultado del voto de esos franceses que siguen viendo a los inmigrantes y a los franceses hijos de inmigrantes como la causa de todos sus males. Como el chivo expiatorio de su miedo ante el paro, el deterioro de los servicios sociales o la inseguridad en las calles.

Por otro lado, algo muy importante se ha movido en dirección contraria. El espíritu con el que se identificó a la selección francesa ganador del Mundial de Futbol del 98, el “black, blanc, beur” ha aparecido en la Asamblea Nacional Francesa. Una docena de diputados y diputadas llevan apellidos de origen árabe o africano y el color blanco ya no es el único que se vera en las filas del hemiciclo. Malek Boutih responsable de SOS Racismo entre 1999 y 2003, Pouria Amirshahi iraní de nacimiento y responsable  de la cooperación dentro del Partido Socialista o Seybah Dagoma, adjunta del Alcalde de Paris y responsable de la economía social y solidaria, formarán parte desde ahora de el Palais Bourbon.

Esta es una Asamblea Nacional que refleja mucho mejor la realidad de Francia y más, teniendo en cuenta que todo estos diputados lograron sus escaños a través de listas abiertas, aunque hay que resaltar que bajo el paraguas de la izquierda y concretamente del PS. En este sentido hay que reconocer que los socialistas lo han hecho bien, apostando por la paridad de géneros y por la diversidad racial. Queda mucho trabajo por hacer en este campo, porque Francia sigue sin aceptar a sus hijos de piel oscura o a los que rezan cinco veces al día. El espíritu black, blanc, beur que ahora ha vuelto a aparecer, desapareció acabadas las celebraciones por la victoria en el mundial. Años después suburbios de muchas ciudades francesas ardieron, con la derecha provocando constantemente desde el poder a una juventud francesa de nacimiento pero que no se sentía tal, con falta de expectativas, reduciendo el presupuesto para las asociaciones que trabajan en los barrios y haciendo creer al país que inmigración y delincuencia eran la misma cosa.

La integración sigue sin producirse al día de hoy, el paro entre hijos de emigrantes es el triple del de los hijos de franceses de padres franceses, y la posibilidad de encontrar trabajo para ellos es mucho menor, independientemente de la titulación. El lema Liberté, Egalité y Fraternité no entra a la banlieue, los suburbios franceses a los que el gobierno de Hollande tendrá que presta la atención que no prestó Sarkozy. Un Sarkozy que ha optado estas legislativas por escorarse aun mas a la derecha y presentar un programa electoral calcado al de la ultraderecha. Y como yo siempre repito en estos casos, el electorado, entre el original y la fotocopia, siempre elige el original. Fruto de ese devenir a la derecha ha sido que en la bancada conservadora no haya diputados que refleje la diversidad de la sociedad francesa.

Aunque de haber sido francés mi opción política no hubiera sido la de los socialistas, es justo reconocerles que al menos en el campo de la diversidad y la integración han empezado a moverse, aunque sea tarde. Pero ya sabemos que los partidos siempre van por detrás de la sociedad. Unos mas que otros.




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