Fernando Lugo ha sido destituido de su cargo de Presidente de la República
de Paraguay el pasado viernes 22. Ejerció de Obispo desde 1997 hasta el 2005
cuando colgó los hábitos para dedicarse a la política. Con un programa
electoral de izquierdas en el que prometía entre otras cosas una reforma
agraria que pusiera fin al monopolio de las tierras por parte de una oligarquía
que se beneficio de los años que duro la dictadura de Stroessner, accedió
a la presidencia con el 40 % de los votos en abril del 2008 y de paso puso a
Paraguay en el mapa. Quedaban atrás 61 años de poder del Partido Colorado y era
nombrado presidente un hombre que defendía a los mas pobres, en un país donde
solo el 2 % de sus 6´4 millones de habitantes poseen el 80 % de las tierras
fértiles.
Lugo alcanzo el poder apoyando en una coalición que desde el principio se
demostró tenia las bases de barro. La Alianza Patriótica para el Cambio (APC)
estaba formada por nueve partidos, entre ellos el Partido Revolucionario Febrerista o el Partido Democrata Cristiano aunque mas del 60 % de los votos los
aportaban los eternos rivales del Partido Colorado el Partido Radical LiberalAuténtico (PRLA) y mas de 20 organizaciones sociales entre otras Fuerza
Republicana o Mujeres por la Alianza.
El PRLA nombro a Federico Franco (el ahora Presidente) Vicepresidente,
aunque este siempre se vio con mas derechos que Lugo a ser presidente y sus
relaciones siempre han sido entre malas y nulas. Pero la realidad es que el
Partido Colorado ha seguido estando ahí. El obispo metido a presidente les
otorgaba un ministerio o un cargo importante cada vez que se tenia que negociar
una ley importante. Y así se daba la paradoja que mientras unos ministerios
estaban manejados por políticos neoliberales otros practicaban una política de
izquierda radical.
Ese mismo Partido Colorado que ha ido aceptando cargos de Lugo ha sido el
propulsor de su destitución tras la crisis política desatada después de la
matanza acaecida en la localidad de Curuguaty el día 15, en el desalojo de una
hacienda. Murieron seis policías y once campesinos. Y Federico Franco no ha
dejado pasar la oportunidad, en cuanto los colorados le ofrecieron la
oportunidad de convertirse en Presidente, no dudo ni un momento en el juicio
político a Lugo. Y los 39 votos a favor y 1 en contra de la destitución
demuestran la debilidad con la que Lugo había estado gobernando.
Cuatro años después se demuestra que los enemigos del ex presidente (de una
política distinta y de un Paraguay distinto) eran demasiados y demasiado
poderosos: el sistema judicial, un legislativo hostil y los grandes medios de
comunicación que sirven a los intereses de grupos económicos.
Lugo ha sido preso de si mismo, de su forma de entender la política.
Conciliar intereses tan diferentes como los de los trabajadores y los
empresarios, los campesinos y los indígenas resulta muy difícil. No ha podido
llevar a cabo su política respecto a la redistribución de la tierra, ni al
aumento de impuestos a los exportadores de soja, ni otras muchas de sus
promesas electorales, aunque durante su presidencia ha apoyado como nunca se
hizo desde el poder a los movimientos sindicales, a los campesinos, a las
mujeres y los derechos de homosexuales, disminuyo la pobreza, se aprobó la
gratuidad universal para el acceso a los servicios de salud y se aprobaron
planes de vivienda para los sectores menos favorecidos. Cuatro años con Fernando Lugo que han servido para que Paraguay descubra que
hay otra forma de hacer política.
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