Enrique Peña Nieto, líder
del Partido Revolucionario Institucional y vencedor de las elecciones del
pasado 1 de julio, llamaba a todos los mexicanos a “transformar el país y
unirse en propósitos comunes”, para construir un “ México en paz, con inclusión social
y próspero ”, que sea “l a potencia que se merece se r” y un actor global con voz
propia en el mundo del siglo XXI. Era su primer mensaje a la nación, tras ser
investido presidente para los próximos seis años.
El día antes había anunciado
su gobierno. Un gabinete formado por estrechos colaboradores durante su etapa
como gobernador del Estado de México y viejos conocidos de la política
mexicana. En el que, el candidato más votado por las mexicanas, solo incluía a
tres mujeres en un ejecutivo con 22 carteras. Un ejemplo muy representativo de
la realidad de la mujer mexicana, la escasez de representación femenina en los
puestos de toma de decisión política.
De los nombres que ha dado
el nuevo secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio
Chong, la designación de Rosario Robles Berlanga como nueva Secretaria de Desarrollo Social (Sedesol) es sin duda la que mas opiniones
encontradas y polémica ha levantado.
Es la Eric Besson de Peña
Nieto. La única representante de la “izquierda” en un gobierno que incluye a
varios ex altos cargos del Partido de Acción Nacional (PAN), la derecha
mexicana que ha gobernado el país los últimos 12 años, pero que se articula
básicamente en torno a un grupo de colaboradores suyos en su etapa de
gobernador del Estado de México, todo ellos discípulos aventajados de Carlos
Hank González.
La presencia de una de las
fundadora del Partido de la Revolución Democrática, el PRD, el partido de
izquierdas mas importante de México era un secreto a voces desde que le fuera
encargado coordinar el área social del equipo de transición hace tres meses y,
desde luego, no ha causado ninguna sorpresa en la izquierda mexicana.
Hacía años, que la que fuera
una de las grandes políticas mexicanas, buscaba acomodo fuera de un PRD del que
fue expulsada en el 2004 -aunque ella siempre dice que renunció antes- tras
verse envuelta en uno de los mayores escándalos políticos de los últimos
tiempos en México. El 3 de marzo de ese año, se
hicieron públicas unas videograbaciones donde Carlos Ahumada, un empresario
mexicano de origen argentino aparecía entregando grandes cantidades de dinero a
importantes políticos del PRD, a cambio de verse favorecido con contratos y
licitaciones públicas. Pero el escándalo fue doble, cuando se descubrió que el
empresario y Rosario Robles, presidenta de los perredistas desde 2003 tenían una relación sentimental. Como en los
mejores melodramas de las telenovelas mexicanas se mezclaban el corazón y la
política.
A la ex jefa de Gobierno del
Distrito Federal, se le acusó de haber facilitado los encuentros y la grabación
de los videos entre su amante y los miembros del PRD que recibían la mordida.
De colaborar en un complot contra sus propios compañeros de partido. Pero además
desde un sector de la sociedad mexicana -incluidos aquellos que se definían como
progresistas- no le perdonaron que mantuviera una aventura sentimental fuera
del matrimonio. La izquierda ya tenia su
propia versión de “sexo, mentiras y cintas de video”, un folletín que dejó muy
tocado y durante mucho tiempo al partido.
Ocho años después, Rosario
Robles, resurge de sus cenizas como el ave fénix y regresa a la política por la
puerta grande para ocuparse de una cartera de las que en México se considera
sirven para construir una candidatura presidencial. Le ha sido encomendada la función
de combatir la pobreza y la desigualdad en uno de los países mas desiguales de América
Latina. Un país que crece a un ritmo del 3´8%, pero donde la mitad de la población
vive en la pobreza. Un México que ofreció su mejor cara en Los Cabos, cuando en
junio pasado acogió la cumbre del G-20, pero que tiene 7 millones de jóvenes
entre los 18 y los 29 años, los ninis,
que ni estudian ni trabajan, y donde en el último sexenio, solo se crearon un
promedio de 400.000 empleos anuales, cuando el mínimo que requiere el país para
ocupar a la población que se suma cada año al mercado laboral sería de un
millón.
La tarea que le espera a Rosario
Robles no es nada fácil y no podrá hacer frente a los problemas desde un
enfoque asistencialista, sino desde los derechos sociales y humanos. Derechos que son violados constantemente en un país donde la población vive intoxicada por la
violencia que causa el narcotráfico, con mas de 60.000 muertes en el sexenio
recién finalizado. Entre ellos, miles de civiles inocentes a los que Felipe
Calderón definió como “daños colaterales”, pero que tienen nombre y apellidos y
cuyas familias siguen esperando justicia.O la violencia machista, en
un país en el que en los últimos 25 años han sido asesinadas 34.000 mujeres y donde
aún hoy en día hay seis Estados que mantienen vigente en sus códigos penales el feminicidio por “razón de honor”. Y donde aún queda mucho para alcanzar la
igualdad real entre hombres y mujeres. Arnoldo Kraus lo definía muy bien: en México
asesinar es legal y abortar es criminal.
Aunque entre las
competencias de Rosario Robles no estará el Instituto Nacional de las Mujeres,
el Inmujeres. La intención de Peña Nieto era incluirlo en la Secretaría de
Desarrollo Social, pero fue tal el aluvión de criticas que le llegaron desde
todos los movimientos feministas que tuvo que dar marcha atrás. Entre otras
muchas razones, consideraban que se haría perder el concepto de transversalidad
de la perspectiva de género o que bajo el paraguas del Sedesol, se aplicara una
política de corte asistencialista y no con visión de igualdad de oportunidades.
Al día siguiente al acto de investidura,
Peña Nieto y los líderes de las tres principales fuerzas políticas del país
firmaban el Pacto por México, la versión mexicana de los Pactos de la Moncloa.
Un centenar de medidas para fortalecer al Estado, democratizar la economía y la
política y ampliar los derechos sociales.
Un acuerdo histórico, que tendrá que pasar del
papel a los hechos y que debería de hacer del programa social un tema
prioritario. Esa será la tarea principal de Rosario Robles en el gabinete. Si
lo hace bien, ganará México y puede que sus ambiciones de poder se vean
cumplidas antes de lo que pensaba.
Si planta cara,la ningunearan hasta el hartazgo o le montaran un escándalo inventado para poner a la masa social que pudiera apoyarla en su contra...
ResponderEliminarCreo que son cargos nombrados de cara a la galería para hacer ver que se tiene en cuenta a la mujer a nivel político,lo que es falso.
Y una Secretaria de Desarrollo Social,partiendo de la base que tenga proyectos de justicia y equidad social,se la cargan rapidito ahogándola sin recursos y dejándole solo el camino de la caridad,como siempre....ojalá me equivoque.
Saludos compañero.