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sábado, 15 de diciembre de 2012

Rosario Robles: La hija rebelde de la izquierda mexicana


Enrique Peña Nieto, líder del Partido Revolucionario Institucional y vencedor de las elecciones del pasado 1 de julio, llamaba a todos los mexicanos a “transformar el país y unirse en propósitos comunes”, para construir un “ México en paz, con inclusión social y próspero ”, que sea “l a potencia que se merece se r” y un actor global con voz propia en el mundo del siglo XXI. Era su primer mensaje a la nación, tras ser investido presidente para los próximos seis años.

El día antes había anunciado su gobierno. Un gabinete formado por estrechos colaboradores durante su etapa como gobernador del Estado de México y viejos conocidos de la política mexicana. En el que, el candidato más votado por las mexicanas, solo incluía a tres mujeres en un ejecutivo con 22 carteras. Un ejemplo muy representativo de la realidad de la mujer mexicana, la escasez de representación femenina en los puestos de toma de decisión política.

De los nombres que ha dado el nuevo secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, la designación de Rosario Robles Berlanga como nueva Secretaria de Desarrollo Social (Sedesol) es sin duda la que mas opiniones encontradas y polémica ha levantado.

Es la Eric Besson de Peña Nieto. La única representante de la “izquierda” en un gobierno que incluye a varios ex altos cargos del Partido de Acción Nacional (PAN), la derecha mexicana que ha gobernado el país los últimos 12 años, pero que se articula básicamente en torno a un grupo de colaboradores suyos en su etapa de gobernador del Estado de México, todo ellos discípulos aventajados de Carlos Hank González.

La presencia de una de las fundadora del Partido de la Revolución Democrática, el PRD, el partido de izquierdas mas importante de México era un secreto a voces desde que le fuera encargado coordinar el área social del equipo de transición hace tres meses y, desde luego, no ha causado ninguna sorpresa en la izquierda mexicana.

Hacía años, que la que fuera una de las grandes políticas mexicanas, buscaba acomodo fuera de un PRD del que fue expulsada en el 2004 -aunque ella siempre dice que renunció antes- tras verse envuelta en uno de los mayores escándalos políticos de los últimos tiempos en México. El 3 de marzo de ese año, se hicieron públicas unas videograbaciones donde Carlos Ahumada, un empresario mexicano de origen argentino aparecía entregando grandes cantidades de dinero a importantes políticos del PRD, a cambio de verse favorecido con contratos y licitaciones públicas. Pero el escándalo fue doble, cuando se descubrió que el empresario y Rosario Robles, presidenta de los perredistas desde 2003 tenían una relación sentimental. Como en los mejores melodramas de las telenovelas mexicanas se mezclaban el corazón y la política.

A la ex jefa de Gobierno del Distrito Federal, se le acusó de haber facilitado los encuentros y la grabación de los videos entre su amante y los miembros del PRD que recibían la mordida. De colaborar en un complot contra sus propios compañeros de partido. Pero además desde un sector de la sociedad mexicana -incluidos aquellos que se definían como progresistas- no le perdonaron que mantuviera una aventura sentimental fuera del matrimonio. La izquierda ya tenia su propia versión de “sexo, mentiras y cintas de video”, un folletín que dejó muy tocado y durante mucho tiempo al partido.

Ocho años después, Rosario Robles, resurge de sus cenizas como el ave fénix y regresa a la política por la puerta grande para ocuparse de una cartera de las que en México se considera sirven para construir una candidatura presidencial. Le ha sido encomendada la función de combatir la pobreza y la desigualdad en uno de los países mas desiguales de América Latina. Un país que crece a un ritmo del 3´8%, pero donde la mitad de la población vive en la pobreza. Un México que ofreció su mejor cara en Los Cabos, cuando en junio pasado acogió la cumbre del G-20, pero que tiene 7 millones de jóvenes entre los 18 y los 29 años, los ninis, que ni estudian ni trabajan, y donde en el último sexenio, solo se crearon un promedio de 400.000 empleos anuales, cuando el mínimo que requiere el país para ocupar a la población que se suma cada año al mercado laboral sería de un millón.

La tarea que le espera a Rosario Robles no es nada fácil y no podrá hacer frente a los problemas desde un enfoque asistencialista, sino desde los derechos sociales y humanos. Derechos que son violados constantemente en un país donde la población vive intoxicada por la violencia que causa el narcotráfico, con mas de 60.000 muertes en el sexenio recién finalizado. Entre ellos, miles de civiles inocentes a los que Felipe Calderón definió como “daños colaterales”, pero que tienen nombre y apellidos y cuyas familias siguen esperando justicia.O la violencia machista, en un país en el que en los últimos 25 años han sido asesinadas 34.000 mujeres y donde aún hoy en día hay seis Estados que mantienen vigente en sus códigos penales el feminicidio por “razón de honor”. Y donde aún queda mucho para alcanzar la igualdad real entre hombres y mujeres. Arnoldo Kraus lo definía muy bien: en México asesinar es legal y abortar es criminal.

Aunque entre las competencias de Rosario Robles no estará el Instituto Nacional de las Mujeres, el Inmujeres. La intención de Peña Nieto era incluirlo en la Secretaría de Desarrollo Social, pero fue tal el aluvión de criticas que le llegaron desde todos los movimientos feministas que tuvo que dar marcha atrás. Entre otras muchas razones, consideraban que se haría perder el concepto de transversalidad de la perspectiva de género o que bajo el paraguas del Sedesol, se aplicara una política de corte asistencialista y no con visión de igualdad de oportunidades.

Al día siguiente al acto de investidura, Peña Nieto y los líderes de las tres principales fuerzas políticas del país firmaban el Pacto por México, la versión mexicana de los Pactos de la Moncloa. Un centenar de medidas para fortalecer al Estado, democratizar la economía y la política y ampliar los derechos sociales.

Un acuerdo histórico, que tendrá que pasar del papel a los hechos y que debería de hacer del programa social un tema prioritario. Esa será la tarea principal de Rosario Robles en el gabinete. Si lo hace bien, ganará México y puede que sus ambiciones de poder se vean cumplidas antes de lo que pensaba.

1 comentario:

  1. Si planta cara,la ningunearan hasta el hartazgo o le montaran un escándalo inventado para poner a la masa social que pudiera apoyarla en su contra...
    Creo que son cargos nombrados de cara a la galería para hacer ver que se tiene en cuenta a la mujer a nivel político,lo que es falso.
    Y una Secretaria de Desarrollo Social,partiendo de la base que tenga proyectos de justicia y equidad social,se la cargan rapidito ahogándola sin recursos y dejándole solo el camino de la caridad,como siempre....ojalá me equivoque.
    Saludos compañero.

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