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domingo, 30 de diciembre de 2012

Relevo en Corea: Park Geun-hye, el poder siempre llama dos veces


Son mujeres y son pocas. Si se juntaran para tomar un café, cabrían en torno a una mesa de cocina. Ese que para muchos, todavía en pleno siglo XXI, sigue siendo el espacio natural de trabajo de y para la mujer. Hablamos de Jefas de Estado y de Gobierno de los cinco continentes, todas ellas con muchas razones -aunque muchas de ellas no nos gusten nada- para haber acabado el año en la portada del Time, como “personaje del año” 2012, en lugar de Obama.

Una lista a la que se acaba de unir Park Geun-Hye, la primera mujer que gana unas presidenciales en Corea del Sur. En un país obsesionado por la moda y el estilo de vida MTV, pero donde siguen imperando los valores confucianos de dominación del hombre sobre la mujer, la llegada de Park a la presidencia no es un relevo mas en la jefatura del Estado.

Pero si la victoria de Park Geun-hye reviste de gran importancia en el ámbito de la política domestica, también lo es para las relaciones intercoreanas y para una zona de Asia, que además de ser uno de los motores de la economía mundial, es fuente constante de tensión. Al relevo en La Casa Azul (residencia oficial del Jefe de Estado de Corea del Sur) se une el cambio de liderazgo en China y Japón, en un momento en que las relaciones entre los tres países no pasan por sus mejores momentos, si es que alguna vez han sido fáciles.

La líder del conservador Saenori (Nueva Frontera) ha resultado la ganadora en unas elecciones que han dejado el país dividido en dos. Se ha impuesto con el 50,1 % de los votos, frente un 48,9 % de su rival, el poco carismático, Moon Jae-in, que fuera mano derecha del fallecido ex presidente Roh Moo-Hyun y cabeza de lista del PDU(Partido Democrático Unido) que nació hace poco mas de un año de la unión del Partido Democrático con el Partido de Unidad Ciudadana. Dos partidos que representan a una izquierda “light” y alejada de los estándares europeos.

Moon Jae-in ha resultado un candidato muy poco atractivo para el electorado. El candidato progresista no ha sabido desprenderse durante la campaña de su imagen de tecnócrata. Su fama de buen gestor, su talento natural para la letra pequeña, el detalle y las cuentas ordenadas no han sido suficientes para derrotar a la Angela Merkel de la política coreana.

Graduada en ingeniería eléctrica y diputada desde hace 15 años la nueva Jefa del Estado coreana es hija de Park Chung-hee, el dictador que gobernó el país entre 1971 y 1979 y cuyo legado aún sigue dividiendo al país 33 años después de su muerte. Impulsó la industrialización y el desarrollo económico de la que se ha situado en el 2012 como 15ª economía del mundo. Pero a cambio de grandes recortes de las libertades civiles. Oficialmente Corea era una democracia, pero sus ciudadanos vivían bajo el yugo de la represión de un Gobierno que ilegalizó a la oposición, prohibió la libertad de prensa y mantuvo a un férreo control al poder judicial.

La presidenta electa, que durante cinco años ejerció de esa figura casi siempre decorativa llamada “Primera Dama” pidió perdón durante la campaña electoral por los abusos y las violaciones a los derechos humanos cometidos durante la etapa mas negra de la política surcoreana. Una política que sigue condicionada como entonces por sus relaciones con Corea del Norte y por la crisis económica.

Corea del Norte es considerada en Seúl como la principal amenaza para la seguridad del país. Desde que acabara la guerra civil (1950-1953) la península coreana vive en una suerte de limbo geopolítico en el que ambos países han mantenido unas difíciles relaciones con altos y bajos, donde han pasado una y otra vez de estar totalmente enfrentados a celebrar una inmediata reunificación, que a día de hoy parece muy lejana.

Park Geun-Hye, favorecida electoralmente por las últimas provocaciones norcoreanas (la derecha es especialista en sacar rentabilidad electoral de cualquier incidente en el que esté en juego la “seguridad nacional”) ha prometido un mayor acercamiento a Pyongyang para acabar con la esta última etapa de tensión que desde 2010 viven los dos países. En parte por la política de mano dura que Lee Myung-bak, el hasta ahora presidente -y compañero de partido- ha mantenido respecto al régimen comunista.

El cambio de líder en Corea del Norte llegó antes de los esperado, seguramente cuando menos se deseaba que ocurriera. Kim Jong-un, que apenas lleva un año en el cargo, utiliza el lenguaje de los cohetes como instrumento de consolidación interior y la amenaza como forma de comunicarse con el exterior. Así que la nueva presidenta va a tener que armarse de mucha “paciencia” para rebajar la tensión y no caer en las provocaciones de un joven Kim Jong-un que parece aun mas impredecible que su difunto padre, el Querido Lider Kim Jong-il.

Corea del Sur disfruta prácticamente de pleno empleo, un bajísimo nivel de deuda pública y reservas superiores a los 300.000 millones de dólares. Pero pese al llamado “milagro económico coreano”, la crisis global ha hecho mella en la economía del país y tras mas de una década de incrementos superiores al 5%, se prevé que el Producto interior Bruto aumente poco mas del 2% este año y un 3,5% el año que viene.

Además y como prometieron ambos candidatos durante la campaña electoral, es necesario “democratizar la economía” del país. Crear un entorno empresarial mas justo y a defender a las pequeñas y medianas empresas (que constituyen el 95% del número total de empresas del país y aproximadamente un 30% de las exportaciones) frente a los grandes conglomerados o chaebol-de los que su padre fue el artífice en la década sesenta y setenta- como Samsung o Daewoo, entre otros, que funcionan como auténticos Estados paralelos y cuyos ejecutivos mantienen estrechas relaciones con el poder político.

En un país con un Ministerio de Economía del Conocimiento y cuyos trabajadores tienen fama de estar entre los mas competitivos del mundo, la falta de empleos cualificados para los jóvenes es otro de los grandes retos a los que tendrá que hacer frente el nuevo ejecutivo. Ese y otros no menos importantes, como son el peligro de desmantelamiento de la clase media que agrandaría la brecha social, las diferencias entre ricos y pobres.

Lee Muyng-bak el actual presidente ha sido acusado de favorecer a la clase alta, de volver mas ricos a los ricos. (Recomiendo leer: “¿Por qué los ricos seestán volviendo mas ricos?”, de Jacob Hacker y Paul Pierson). Quizás tendríamos que tener en cuenta, que antes de ejercer como Jefe del Estado, trabajó durante 27 años para Huyndai Construction, del que llego a ser máximo ejecutivo.

Un “pato cojo” que traspasa la presidencia del ‘milagro económico del rio Han’ justo cuando éste baja mas vacío y mas revuelto. Con varios escándalos de corrupción a lo largo de su mandato y que han convertido su quinquenio en la peor administración que se recuerda desde que hace 25 años volviera la democracia.
La herencia que recibe la Sra. Park es mala, aunque ya hubiesen querido Rajoy o Passos Coelho recibir esos números (eso sí, esperemos que la gestione mejor que ellos).

El 90% de los surcoreanos disponen de cobertura móvil 4G (el país invierte el 3,7% del PIB en Investigación y Desarrollo) pero muchos de ellos están excluidos de los servicios sociales mas elementales, como el cobro de un subsidio por desempleo o una pensión.

Una burbuja inmobiliaria que puede estallar en cualquier momento, una reforma educativa (un cambio de modelo) y la disputa con Japón por las islas Dokdo (Takeshima en japonés) son además otras asignaturas pendientes que su antecesor en el cargo le ha dejado sin resolver.

Durante la campaña electoral ha recuperado un perfil mas centrista que en otras elecciones y ha marcado distancias con un desgastado Lee Muyng-bak, pero ni la Sra. Park es Lee Jeong Hee, ni el Saenori, el PDT(Partido Democrático de los Trabajadores). La victoria de la activista femenina sí hubiera llenado muchas portadas 

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