Son mujeres y son pocas. Si
se juntaran para tomar un café, cabrían en torno a una mesa de cocina. Ese que
para muchos, todavía en pleno siglo XXI, sigue siendo el espacio natural de
trabajo de y para la mujer. Hablamos de Jefas de Estado y de Gobierno de los
cinco continentes, todas ellas con muchas razones -aunque muchas de ellas no
nos gusten nada- para haber acabado el año en la portada del Time, como “personaje del año” 2012, en
lugar de Obama.
Una lista a la que se acaba
de unir Park Geun-Hye, la primera mujer que gana unas presidenciales en Corea
del Sur. En un país obsesionado por la moda y el estilo de vida MTV, pero donde
siguen imperando los valores confucianos de dominación del hombre sobre la
mujer, la llegada de Park a la presidencia no es un relevo mas en la jefatura
del Estado.
Pero si la victoria de Park
Geun-hye reviste de gran importancia en el ámbito de la política domestica, también
lo es para las relaciones intercoreanas y para una zona de Asia, que además de
ser uno de los motores de la economía mundial, es fuente constante de tensión.
Al relevo en La Casa Azul (residencia oficial del Jefe de Estado de Corea del Sur)
se une el cambio de liderazgo en China y Japón, en un momento en que las
relaciones entre los tres países no pasan por sus mejores momentos, si es que
alguna vez han sido fáciles.
La líder del conservador
Saenori (Nueva Frontera) ha resultado la ganadora en unas elecciones que han
dejado el país dividido en dos. Se ha impuesto con el 50,1 % de los votos,
frente un 48,9 % de su rival, el poco carismático, Moon Jae-in, que fuera mano
derecha del fallecido ex presidente Roh Moo-Hyun y cabeza de lista del PDU(Partido Democrático Unido) que nació hace poco mas de un año de la unión del
Partido Democrático con el Partido de Unidad Ciudadana. Dos partidos que
representan a una izquierda “light” y alejada de los estándares europeos.
Moon Jae-in ha resultado un candidato muy poco atractivo para el
electorado. El candidato progresista no ha sabido desprenderse durante la
campaña de su imagen de tecnócrata. Su fama de buen gestor, su talento natural
para la letra pequeña, el detalle y las cuentas ordenadas no han sido
suficientes para derrotar a la Angela Merkel de la política coreana.
Graduada en ingeniería eléctrica y diputada desde hace 15 años la nueva
Jefa del Estado coreana es hija de Park Chung-hee, el dictador que gobernó el
país entre 1971 y 1979 y cuyo legado aún sigue dividiendo al país 33 años
después de su muerte. Impulsó la industrialización y el desarrollo económico de
la que se ha situado en el 2012 como 15ª economía del mundo. Pero a cambio de grandes
recortes de las libertades civiles. Oficialmente Corea era una democracia, pero
sus ciudadanos vivían bajo el yugo de la represión de un Gobierno que ilegalizó
a la oposición, prohibió la libertad de prensa y mantuvo a un férreo control al
poder judicial.
La presidenta electa, que durante cinco años ejerció de esa figura casi
siempre decorativa llamada “Primera Dama” pidió perdón durante la campaña
electoral por los abusos y las violaciones a los derechos humanos cometidos
durante la etapa mas negra de la política surcoreana. Una política que sigue condicionada como entonces por sus relaciones con
Corea del Norte y por la crisis económica.
Corea del Norte es considerada en Seúl como la principal amenaza para la
seguridad del país. Desde que acabara la guerra civil (1950-1953) la península
coreana vive en una suerte de limbo geopolítico en el que ambos países han
mantenido unas difíciles relaciones con altos y bajos, donde han pasado una y
otra vez de estar totalmente enfrentados a celebrar una inmediata reunificación,
que a día de hoy parece muy lejana.
Park Geun-Hye, favorecida electoralmente por las últimas provocaciones
norcoreanas (la derecha es especialista en sacar rentabilidad electoral de
cualquier incidente en el que esté en juego la “seguridad nacional”) ha
prometido un mayor acercamiento a Pyongyang para acabar con la esta última
etapa de tensión que desde 2010 viven los dos países. En parte por la política
de mano dura que Lee Myung-bak, el hasta ahora presidente -y compañero de
partido- ha mantenido respecto al régimen comunista.
El cambio de líder en Corea del Norte llegó antes de los esperado,
seguramente cuando menos se deseaba que ocurriera. Kim Jong-un, que apenas
lleva un año en el cargo, utiliza el lenguaje de los cohetes como instrumento
de consolidación interior y la amenaza como forma de comunicarse con el
exterior. Así que la nueva presidenta va a tener que armarse de mucha
“paciencia” para rebajar la tensión y no caer en las provocaciones de un joven
Kim Jong-un que parece aun mas impredecible que su difunto padre, el Querido Lider Kim Jong-il.
Corea del Sur disfruta prácticamente de pleno empleo, un bajísimo nivel de
deuda pública y reservas superiores a los 300.000 millones de dólares. Pero
pese al llamado “milagro económico coreano”, la crisis global ha hecho mella en
la economía del país y tras mas de una década de incrementos superiores al 5%,
se prevé que el Producto interior Bruto aumente poco mas del 2% este año y un
3,5% el año que viene.
Además y como prometieron ambos candidatos durante la campaña electoral, es
necesario “democratizar la economía” del país. Crear un entorno empresarial mas
justo y a defender a las pequeñas y medianas empresas (que constituyen el 95%
del número total de empresas del país y aproximadamente un 30% de las
exportaciones) frente a los grandes conglomerados o chaebol-de los que su padre fue el artífice en la década sesenta y
setenta- como Samsung o Daewoo, entre
otros, que funcionan como auténticos Estados paralelos y cuyos ejecutivos
mantienen estrechas relaciones con el poder político.
En un país con un Ministerio de Economía del Conocimiento y cuyos
trabajadores tienen fama de estar entre los mas competitivos del mundo, la
falta de empleos cualificados para los jóvenes es otro de los grandes retos a
los que tendrá que hacer frente el nuevo ejecutivo. Ese y otros no menos
importantes, como son el peligro de desmantelamiento de la clase media que
agrandaría la brecha social, las diferencias entre ricos y pobres.
Lee Muyng-bak el actual presidente ha sido acusado de favorecer a la clase
alta, de volver mas ricos a los ricos. (Recomiendo leer: “¿Por qué los ricos seestán volviendo mas ricos?”, de Jacob Hacker y Paul Pierson). Quizás tendríamos
que tener en cuenta, que antes de ejercer como Jefe del Estado, trabajó durante
27 años para Huyndai Construction, del que llego a ser máximo ejecutivo.
Un “pato cojo” que traspasa la presidencia del ‘milagro económico del rio
Han’ justo cuando éste baja mas vacío y mas revuelto. Con varios escándalos de
corrupción a lo largo de su mandato y que han convertido su quinquenio en la
peor administración que se recuerda desde que hace 25 años volviera la
democracia.
La herencia que recibe la Sra. Park es mala, aunque ya hubiesen querido
Rajoy o Passos Coelho recibir esos números (eso sí, esperemos que la gestione
mejor que ellos).
El 90% de los surcoreanos disponen de cobertura móvil 4G (el país invierte
el 3,7% del PIB en Investigación y Desarrollo) pero muchos de ellos están
excluidos de los servicios sociales mas elementales, como el cobro de un subsidio
por desempleo o una pensión.
Una burbuja inmobiliaria que puede estallar en cualquier momento, una
reforma educativa (un cambio de modelo) y la disputa con Japón por las islas
Dokdo (Takeshima en japonés) son además otras asignaturas pendientes que su antecesor
en el cargo le ha dejado sin resolver.
Durante la campaña electoral ha recuperado un perfil mas centrista que en
otras elecciones y ha marcado distancias con un desgastado Lee Muyng-bak, pero ni la Sra. Park es Lee Jeong Hee, ni el Saenori, el PDT(Partido Democrático de los Trabajadores). La victoria de la activista femenina
sí hubiera llenado muchas portadas