Hoteles de casi 300 metros
de altura con paredes de piedras semipreciosas que reciben a los huéspedes con
alfombras de seda valoradas en cientos de miles de euros. Otros, no tan altos,
pero igual de espectaculares, con formas imposibles y dorados deslumbrantes; hasta
una copia al detalle de la plaza San Marcos de Venecia, con mas de 3.000
habitaciones, cientos de comercios y canales con góndolas y gondoleros. Hoteles
de lujo en cuyos bajos lucen tiendas de Dior, Channel o Gucci. Pero sus
clientes no son mujeres con Hiyab, ni hombres con Kandora, porque esto, aunque
se le parezca, no es Dubái. Estoy hablando de Macao, República Popular China.
Un territorio de apenas 29
km (casi la mitad ganados al mar), colonia portuguesa hasta 1999, desde
entonces región administrativa especial de China y el único lugar del país en
el que el juego es legal. Los casinos han trasladado a la ciudad el espíritu de
las Vegas y los 34.000 millones de dólares de facturación, solamente del año
pasado, han transformado por completo el paisaje urbano de la ex colonia,
convirtiéndola en una copia, no olvidemos la capacidad de los chinos para la imitación,
de las capitales emiratís.
Eso sí, una copia mafiosa de
la ciudades del Golfo. El furor comenzó en 2002, cuando el gobierno puso fin al
monopolio sobre el juego que durante 40 años tuvo Stanley Ho, empresario de la
industria en Hong Kong y Macao. El sector era abierto a la competencia
extranjera y en apenas dos años, MGM, Galaxy o Las Vegas Sands inauguraban mas
de 15 casinos.
En Macao, con un casco viejo
reconocido por la Unesco como patrimonio de la humanidad, se mezclan con total
naturalidad los tics de la china mas profunda con la herencia cultural recibida
de mas de 450 años de dominio portugués, convirtiéndose en pocos años en un
gran parque de atracciones. Un parque temático del juego
que el año pasado atrajo a cerca de 28 millones de visitantes, el 60%
proveniente de la China continental. Con casinos que funcionan durante las veinticuatro
horas, que ha transformado a la antigua A-Ma-Gao (La bahía de Ama) en una ciudad
que nunca duerme. Decenas de joyerías, funcionan también sin interrupción, para
aprovechar las ansias compradoras de aquellos a los que acompaña la suerte en
medio de la noche.Y no son pocos los que optan por dejar sus ganancias en
saunas y establecimientos de masaje de lujo, muchas veces bajo la apariencia de
karaokes. Pero también son muchas las prostitutas -la mayoría proveniente de la
China continental- que rondan a la caza de los clientes que han tenido suerte ese
día. Jóvenes reclutadas en las provincias del interior, como Henan o Anhui, con
niveles de vida muy inferior a los que se disfruta en las provincias costeras.
La mafia les promete un empleo en cualquiera de los casinos y cuando llegan a
Macao les retiran el pasaporte y son obligadas a prostituirse para pagar el
derecho de entrada al territorio. Esa misma mafia es la que
trafica con droga, blanquea dinero o explota a trabajadores extranjeros que
introducen en el territorio de manera irregular. La semana pasada y bajo el
nombre de Operación rayo, sufrió un duro golpe policial en un ejercicio
conjunto llevado a cabo por las fuerzas de seguridad de Guangdong, Hong Kong y
Macao.
En Pekín es donde se toman
todas las decisiones importantes que afectan a Macao, por encima del estatuto
que le confiere ser una Región Administrativa Especial, basada en el principio
“un país, dos sistemas”. Allí saltaban las alarmas después de que en las
ultimas semanas fueran asesinadas tres personas, de que el responsable de un casino
recibiese una paliza y de un robo a un importante prestamista e inversor. La
ola de violencia traía a la memoria de los dirigentes chinos, los enfrentamientos
entre las triadas que sacudieron la ex colonia portuguesa a finales de los
noventa. Ejecuciones, incendios, coches bomba, causaban decenas de muertos poco
antes de que el territorio pasase a soberanía china.
La recesión económica
mundial que ha ralentizado el crecimiento chino, también se ha dejado notar en
la ex colonia lusa, aunque en menor medida. Y desde el continente siguen
apostando por el crecimiento económico del territorio –ósea, del juego-. Desde
los ministerios de Seguridad que dirigen Meng Jianzhu y Geng Huichang se ven
obligados a marcar las delgadas líneas rojas que las mafias no pueden
atravesar. El gobierno necesita demostrar que está haciendo algo para que la
situación no se descontrole, pero sin demasiado ruido, ni con titulares que
afecten al progreso económico. El resto del tiempo, funcionarios de seguridad
de la RAE se dedicarán a mirar hacia otro lado, cuando no a jugar al bacará con
dinero de esa mismas mafias.
Pero la mafia que rodea al
juego en Macao - que aporta el 70% del presupuesto del gobierno - no es el único
problema que ha tenido que afrontar la ex colonia portuguesa en los últimos
tiempos. Macao ha duplicado su territorio en pocos años, para lo que ha
necesitado de una mano de obra que no tenía. Mas de 200.000 trabajadores del
continente han tenido que ser contratados para la construcción de hoteles y
casinos en terrenos ganados al mar. Trabajadores llegados de provincias del
interior que pasaban a depender de unas leyes laborales distintas a las chinas
y que pronto levantó las objeciones de Pekín.
Y con la construcción,
llegaba la especulación. Los precios de los terrenos, de las viviendas y de los
alquileres crecieron en proporción a las ganancias de los casinos. El precio de
las casa ronda una media de 6.000 euros el metro cuadrado y es urgente la construcción
de viviendas publicas, con casi 18.000 personas en las listas de espera. El
medio ambiente es otro de los grandes problemas que debe afrontar el gobierno
de Sai On en los próximos años, con unos niveles de polución que han alcanzado
niveles alarmantes en los últimos años y una planificación del territorio muy
poco sostenible.
Pero la margen derecha del
rio de las Perlas también tiene un yang con el juego. La llegada de los
establecimientos trajo mas empleo, mejores sueldos y una mejora de la calidad
de vida para los locales. Además, gracias a los ingresos de los impuestos a los
casinos, la educación es gratuita hasta llegar a la universidad y los servicios
de salud son considerados entre los mejores de Asia.
China se enfrenta a
importantes y no pocos retos en los próximos años. Macao, a los suyos propios:
una economía sostenible que no se base única y exclusivamente en la industria
de la ruleta, lograr que una de las mayores pasiones del pueblo chino, el
juego, no sea sinónimo de violencia o mantener el equilibrio de fuerzas entre
el PCC-Partido Comunista Chino- y la autonomía que le otorga su estatuto de
Región Administrativa Especial.
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